Woo-Sik está obsesionado con la falsa sensación de ser un «hombre».
Su comportamiento hacia sus amigos del puesto es un microcosmos de la discriminación cotidiana.
Sexismo, ser grosero con el personal del bar, degradar a los trabajadores extranjeros, homofobia, aparentar, ignorar a los amigos del instituto, etc.
Todos sus amigos se han ido y Woo-Sik está solo, así que se dirige al último cliente que queda en el bar y le dice: «Sabes que es un hombre, ¿no?»…